EL AMOR DE DIOS POR SU PUEBLO NUNCA FALLA

Mientras leía el Salmo 13 me ví en la necesidad de enviarles unas cuantas palabras de ánimo que recibí personalmente de este bendito capítulo.

David escribió las palabras contenidas en este Salmo. Él preguntó, “¿Hasta cuándo Jehová me olvidarás? ¿Será por siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Por cuánto tiempo resguardaré diariamente pena en mi corazón? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?”

Las palabras de David parecieran indicar que se sintió abandonado por Dios al sufrimiento y a despertar cada día con una nube negra sobre su cabeza. Por un tiempo David habló con desesperación, “Dios, ¿tendré para siempre este sentimiento de aislamiento? ¿Cuándo serán contestadas mis oraciones?”

Cuando los problemas nos asaltan, aunque conocemos el amor del Señor – cuando nuestra liberación parece distante y sin esperanza – nos hundimos por el estrés generado por estos conflictos. Ahora mismo alguien que está leyendo estas palabras. se está derrumbando por la terrible presión generada por una situación que parece no tener solución. Dicha persona está al borde de la desesperación total esperando una calma momentánea que le dé alivio temporal a su prueba.

En medio de su propia tribulación, David preguntó, “¿Hasta cuándo continuaré defendiendo a mi alma?” Él había ideado un plan tras otro, tratando de encontrar una salida a su problema – pero todos sus planes, todos sus arreglos habían fracasado. Ahora él ya no tenía más ideas, ni ninguna solución que funcionara. El había llegado al final de todo.

Cuán desconcertante es empezar a ver un rayo de esperanza, un poco de luz, y que de pronto la desesperanza regrese. Tenga en mente que todo esto le sucedió a un hombre devoto, alguien que quería agradar al corazón de Dios. David era un hombre que testificó tener gran confianza en el Señor. Pero, al igual que nosotros, David atravesó tiempos duros, como lo describe en este Salmo.

¿Cómo se levantó David de este pozo de desesperación? “Mas yo en tu misericordia he confiado…Cantaré a Jehová.”

Deje que comparta con usted razones para seguir confiando en Dios mientras atraviesa sus problemas:

• No importa cuán fuertes sean las tormentas, nuestro precioso Señor todavía seguirá alimentando a las aves del cielo, vistiendo a los lirios del campo, y supliendo a todo un océano lleno de peces de sus necesidades diarias. “Vuestro Padre celestial las alimenta…” Ningún ave cae al suelo sin que el ojo del Padre esté sobre ella.
• ¿Qué clase de Padre alimentaría a todas las criaturas de la tierra y descuidaría a sus hijos? Jesús nos exhortó a “no afanarnos” por las necesidades y problemas diarios, “porque él cuida de nosotros.”

Verdaderamente el Señor lo ama, y él no dará oídos sordos a sus clamores. Agárrese de sus promesas. Siga adelante en fe. Espere en él pacientemente. Él nunca le fallará.