LA HORA DE PODER DE DIOS

Cuando Jesús transformó el agua en vino durante las bodas de Caná (Juan 2), él estaba dando a Sus discípulos, y a la Iglesia que vendría, un sermón ilustrado. Nuestro Señor nunca hizo algo o dijo alguna palabra que no tuviera un significado eterno. Todo lo que la Escritura registra acerca de Él apunta a la naturaleza inmutable y las obras de Dios.
La “hora” de Jesús (Juan 2:4) tuvo que ver con algo que estaba sucediendo en la fiesta. Esto es, Su hora de poder viene cuando no queda nada de vino en las botellas. Esto nos sucede cuando no tenemos soluciones, cuando todos nuestros esfuerzos humanos son en vano y solamente un milagro puede resolver nuestro problema.
Encontramos este principio en acción a través de toda la Biblia: En la hora más oscura del hombre, el Señor tiene un historial de haber manifestado Su poder. Cuando llegamos a nuestro límite, Dios ya tiene preparada una gran obra de liberación en favor de nosotros.
La Escritura nos da ejemplos de este principio. Jueces 6 encuentra a Israel en un periodo de terrible empobrecimiento. Año tras año, el pueblo de Dios era entregado indefenso a un enemigo merodeador: Los crueles madianitas. Cuando este enemigo llegaba, el pueblo de Dios huía a los montes buscando seguridad, escondiéndose en cuevas. Mientras tanto su enemigo robaba sus cosechas y rebaños y destruía todo lo que ellos habían construido, dejando a Israel completamente sin sustento o en muerte espiritual.
La condición de empobrecimiento de Israel continuó año tras año. Pero era en esta hora oscura que Dios manifestó Su poder en beneficio de Su pueblo. De hecho, el Señor llevó a cabo Su liberación al escoger al hombre más pobre de la familia más pobre de la tribu más pobre en Israel: Gedeón. Su clamor reflejaba el dolor del pueblo de Israel: “Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas…?” (Jueces 6:13).
Probablemente estás familiarizado con el resto de la historia. Dios envió un ángel a Gedeón; y junto con otros trescientos hombres, usando únicamente trompetas y antorchas, los hombres quebrantaron el poder de los madianitas ¡e Israel fue milagrosamente liberado!
Su hora de oscuridad se convirtió en ¡la hora del poder de Dios!