¡FIJARÉ MIS OJOS EN TI!

Después que Samuel ungió a Saúl como rey, lo acompañó hasta el borde de la ciudad y dijo: «espera un poco, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho» (1 Samuel 9:27). ¡Imagínese! Mandar al rey de Israel a detenerse en lugar de actuar.

Samuel le decía: "Saúl, acabo de ungirte y ya tu mente está corriendo. Estás pensando: « ¿Qué está haciendo Dios? ¿Cómo puedo conocer su voz, su voluntad? » Deja de esforzarte, Saúl, ¿Quieres saber de Dios? Entonces quédate quieto y escucha, yo te daré la palabra de Dios."

Esto ilustra perfectamente el principio que quiero enfatizar aquí: La palabra del Señor -la voz de la dirección y la liberación - se da a los que están todavía delante de Dios.

Judá fue invadido por una coalición de ejércitos poderosos y la Escritura dice que el rey Josafat "temía, y se puso a buscar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá" (2 Crónicas 20:3).

La gente comenzó a orar: ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie puede oponerte resistencia! … En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos qué hacer: pero nuestros ojos están en ti". (Versículos 6, 12).

Una vez más, vemos que no hay nada malo en tener miedo. Dios es paciente para con nosotros, y no tiene el miedo en nuestra contra. De hecho, debemos orar la misma oración que Josafat oró: "Señor, estoy asustado El enemigo viene como una inundación, y yo no se qué hacer, pero sé que tu tienes todo el poder y la fuerza, por lo que no haré nada, Señor, excepto orar, fijaré mis ojos en ti."

El Espíritu ordenó: "No temas ni desmayes... porque la batalla no es vuestra, sino de Dios.... No tendréis necesidad de luchar en esta batalla: paraos, vosotros estad firmes, y ved la salvación del Señor con vosotros."(Versículos 15-17).

La expresión “paraos” significa "toma tu posición. No dudes en este asunto". En otras palabras: "Toma una posición de fe. Estad convencidos de que esta es una batalla del Señor para luchar, no es tuya."