¡LLENOS DE ESPERANZA, GOZO Y PAZ!

Si usted desea que la paz de Dios gobierne en su vida, usted tiene que renunciar a ciertas cosas:

  • Usted debe de renunciar a tratar de imaginarse cómo Dios obrará en su situación.
  • Usted debe renunciar a la preocupación e inquietud: “Por nada estéis angustiados...” (Filipenses 4:6).
  • Usted debe renunciar a decirle a Dios cómo Él puede suplir su necesidad.
  • Y sobre todo, usted debe renunciar a considerarse un fracaso. ¡Deje de pensar que usted no agrada a Dios!

Una de las trampas más efectivas de Satanás para robarle a los cristianos su paz es convencerlos de que ellos deben de luchar en su carne para agradar a Dios. ¡Satanás utiliza contra mí esta arma todo el tiempo!

En algunas ocasiones, cuando necesito un lugar tranquilo para orar, me meto a mi auto y manejo hacia un lugar retirado. Allí, puedo alabar al Señor y disfrutar de Su presencia mientras observo los verdes campos y bosques. ¡Pero a veces golpea a mi mente el pensamiento de que no estoy haciendo nada para el Señor!

Y oro, “Señor, no estoy alcanzando nada para Tu reino. Todo lo que hago es orar, preparar sermones, e ir a la igleisa y predicar. El mundo entero se está yendo al infierno y yo no estoy haciendo nada para Ti! ”

¿Han estos pensamientos golpeado su mente? Usted hace todo lo que puede para agradar a Dios, sin embargo aún no se siente santo. Yo rara vez me siento santo. Esto es cierto hasta en mis mejores momentos - ¡inclusive cuando estoy predicando bajo la unción del Espíritu!

Usted se pregunta, “¿Usted, hermano David? ¿Usted siente que a veces no hace nada para Dios?” ¡Sí! El diablo viene a mí y me hace sentir indigno, insatisfecho. ¡Al dar lugar a horribles sentimientos perdemos nuestra paz!

Escuche la oración de Pablo por nosotros: “Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13).

Confíe en su bondad. Crea en Su amor y misericordia. No lo acuse de estar enojado o desilusionado con usted, o de que no le hable. ¡Deje que Su paz gobierne en su corazón y sobre toda su vida!