SIN CULPA ANTE ÉL
Dios ofrece una promesa maravillosa a todos los que eran culpables de pecados horribles:
"Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18).
No importa cómo haya sido tu pasado, Dios ya no te ve como eras antes. En lugar de eso, te has transformado en su novia preciosa, agradable y sin defectos. Él está esperando tu presencia en la jubilosa fiesta matrimonial.
¿Podría un novio que espera con ansias el día de su boda, acusar repentinamente de iniquidad a su esposa? Ningún novio haría eso. Puedes preguntarte: "¿Pero acaso Jesús no va a juzgar toda maldad?” Sí, lo hará. Pero el Cristo con el que vas a reunirte en ese día es el mismo Cristo que te ha perdonado, que te ha llamado, que te ha comprado con su propia sangre, que te ha limpiado y que ha intercedido por ti todos estos años.
Cuando estés de pie ante Jesús, vas a verlo como tu esposo, tu redentor, tu amigo, tu abogado y tu intercesor. Y, en ese momento, vas a estar completo en él, sin falta, sin mancha ni arruga, santo y libre de culpa.
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (Colosenses 2:13).
- Aquellos cuyos actos eran sanguinarios con el hedor del infierno
- Aquellos que abusaron de sus cuerpos con alcohol, drogas, perversiones, fornicaciones.
- Aquellos que tragan su saliva cuando piensan cuán cerca estuvieron de caer de cabeza en el infierno.
"Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18).
No importa cómo haya sido tu pasado, Dios ya no te ve como eras antes. En lugar de eso, te has transformado en su novia preciosa, agradable y sin defectos. Él está esperando tu presencia en la jubilosa fiesta matrimonial.
¿Podría un novio que espera con ansias el día de su boda, acusar repentinamente de iniquidad a su esposa? Ningún novio haría eso. Puedes preguntarte: "¿Pero acaso Jesús no va a juzgar toda maldad?” Sí, lo hará. Pero el Cristo con el que vas a reunirte en ese día es el mismo Cristo que te ha perdonado, que te ha llamado, que te ha comprado con su propia sangre, que te ha limpiado y que ha intercedido por ti todos estos años.
Cuando estés de pie ante Jesús, vas a verlo como tu esposo, tu redentor, tu amigo, tu abogado y tu intercesor. Y, en ese momento, vas a estar completo en él, sin falta, sin mancha ni arruga, santo y libre de culpa.
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (Colosenses 2:13).