¡ESTAMOS SUBIENDO!
En medio de las peores pruebas y dificultades, Martin Lutero testificó: "Señor, ahora que me has perdonado todo, haz conmigo como quieras". Lutero estaba convencido que un Dios que podía limpiar todos sus pecados y salvar su alma, ciertamente podía cuidar de su cuerpo físico y sus necesidades materiales.
En esencia, Lutero estaba diciendo:
"¿Por qué debería temer lo que el hombre pueda hacerme? Sirvo a un Dios que puede limpiarme de mi iniquidad y traer paz a mi alma. No importa si todo alrededor de mí se desmorona. Si mi Dios puede salvar y guardar mi alma por la eternidad, ¿porqué no podría cuidar mi cuerpo físico mientras estoy en esta tierra? Oh, Señor, ahora que me has perdonado y puedo estar de pie ante ti en el día del juicio con gran alegría, haz conmigo como quieras."
Te he traído este mensaje para que tu alma esté anclada en Él y preparada para cualquier calamidad inadvertida que pueda ocurrir en los días oscuros que vienen.
Querido santo, regocíjate. Esta vida presente no es la realidad definitiva. Nuestra realidad es la vida eterna en la presencia de nuestro bendito Señor. Así que, guarde la fe. Las cosas están llegando a su fin. ¡Pero nosotros estamos subiendo!
“Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21.28)
En esencia, Lutero estaba diciendo:
"¿Por qué debería temer lo que el hombre pueda hacerme? Sirvo a un Dios que puede limpiarme de mi iniquidad y traer paz a mi alma. No importa si todo alrededor de mí se desmorona. Si mi Dios puede salvar y guardar mi alma por la eternidad, ¿porqué no podría cuidar mi cuerpo físico mientras estoy en esta tierra? Oh, Señor, ahora que me has perdonado y puedo estar de pie ante ti en el día del juicio con gran alegría, haz conmigo como quieras."
Te he traído este mensaje para que tu alma esté anclada en Él y preparada para cualquier calamidad inadvertida que pueda ocurrir en los días oscuros que vienen.
Querido santo, regocíjate. Esta vida presente no es la realidad definitiva. Nuestra realidad es la vida eterna en la presencia de nuestro bendito Señor. Así que, guarde la fe. Las cosas están llegando a su fin. ¡Pero nosotros estamos subiendo!
“Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21.28)