UNA NUBE DE TESTIGOS

Hebreos 12:1 nos dice que el mundo está rodeado por una nube de testigos que están con Cristo en la gloria. ¿Qué tiene que decirle al mundo presente esta multitud de testigos celestiales? Vivimos en una generación que es mucho más malvada que la de Noé. ¿Qué pueden estos testigos decirle a la raza humana cuyos pecados superan a los de Sodoma?

Nuestros días son días de gran prosperidad. Nuestra economía ha sido bendecida, pero nuestra sociedad se ha vuelto inmoral, violenta y en contra de Dios que hasta las mismas personas seculares se quejan de cuán profundo hemos caído. Los cristianos por doquier se preguntan por qué Dios ha postergado su juicio sobre una sociedad tan malvada.

Nosotros los que amamos a Cristo tal vez no podamos entender por qué esta maldad tan flagrante es permitida que continúe. Pero la nube de testigos entienden. Ellos no cuestionan la misericordia y paciencia que Dios ha mostrado.

El apóstol Pablo está entre esa nube de testigos, y él testifica del ilimitado amor por aún el “primero del los pecadores”. La vida de Pablo y sus escritos nos dicen que él maldijo el nombre de Cristo. El era un terrorista, que cazaba a los hijos de Dios y los arrastraba a ser encarcelados o matados. Pablo nos diría que Dios está siendo paciente con esta presente generación por que hay muchos que son como él era, personas que pecan en ignorancia.

El apóstol Pedro está también entre la nube de testigos, y también él entiende por qué Dios es tan paciente. La vida de Pedro y sus escritos nos recuerdan que él maldijo a Jesús, jurando que nunca lo había conocido. Dios retiene su juicio por que hay multitudes que todavía lo maldicen así como lo hizo Pedro. El Señor no se dará por vencido de ellos, así como no se dio por vencido con Pedro. Hay muchos como él por los cuales Cristo ora.

Mientras considero esta nube de testigos, veo los rostros de los que antes fueron adictos a las drogas y alcohólicos, prostitutas, homosexuales, gángsteres y vendedores de drogas, otros que antes fueron asesinos, abusadores de esposas, infieles y los adictos a pornografías- multitudes a los cuales la sociedad los había ya rechazado. Todos ellos se arrepintieron y murieron en los brazos de Jesús, y ahora son testigos de la misericordia y paciencia del Padre amante.

Yo creo que todos ellos dirían, en un testimonio unificado, que Jesús no los juzgó antes de que ellos recibieran su misericordia. Dios todavía ama este mundo demente e inmoral. Que él nos ayude a amar a los perdidos así como lo hace él. Y que podamos orar para tener el amor y la paciencia que él está mostrando al mundo ahora mismo.