TOMA UNA POSICIÓN

Oigo de muchos creyentes que han bebido de la copa de la desesperación. Han enfrentado tantos traumas y han soportado tantas crisis que ahora están exhaustos. Están tan abrumados que piensan que una preocupación más, un temor más, y quedarán destruidos sin esperanza. Han llegado al límite de sus fuerzas, al final de sí mismos.

¿Qué dice Dios a un pueblo tan atemorizado que se estremece por la ansiedad? ¿Cuál es su solución para aquellos cuyos corazones están llenos de miedo, cuyos ojos están fijos en las calamidades que vienen sobre ellos? Él les da a esta palabra: “¡Despierta! ¡Levántate!” (Ver Isaías 51:17). Esta es la condición que Dios nos pone para que Él pueda quitar la copa de estremecimiento de nuestros labios: "¡Levántate! ¡Toma una posición! "

Amado, con todo lo que viene, con hombres malos que se vuelven cada vez más viles y malvados, con crisis económicas que continúan aumentando, el pueblo de Dios necesita más que mensajes alentadores. Necesita más que solo sermones que reactiven una fe de corta duración. Un hombre me escribió: “Sus mensajes recientes parecen repetitivos. Mensaje tras mensaje tratando de animar a los creyentes desesperados. Suena como que pocos saben cómo echar mano de una fe que no tiene que estar siendo constantemente reactivada. ¿Es que acaso no conocen su Biblia?”

Esta misma preocupación tenia Dios por Israel. ¿Cuál fue la respuesta del Señor a su acusación? Él le dijo: “¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” (Isaías 51:12). En otras palabras: "He puesto mis palabras en tu boca, te he cubierto con mi mano, he dado mi palabra de que son mi pueblo, pero todavía no te convences de que seré fiel en llevar a cabo la palabra que he hablado. Todavía le temes a hombres que se desvanecen como la hierba”.

Pablo predicó que: “Dios repartió a cada uno una medida de fe” (Ver Romanos 12:3). A todos los creyentes se les da una porción o grado de fe, y esa porción debe desarrollarse en una fe inquebrantable y firme. ¿Como sucede esto? A medida que crece la fe, se fortalece de una sola manera: por el oír y confiar en la palabra de Dios.