EN EL LUGAR SECRETO
¿Cómo nos trae el Señor consuelo y paz en tiempos de aflicción? Nos lleva al lugar secreto de intimidad con Él. Jesús nos recuerda que es allí donde el Padre nos toca personalmente: “Cuando ores, ve a tu aposento y cierra la puerta. Ora a tu Padre que te ve en lo secreto y Él te recompensará públicamente” (Mateo 6:6, mi parafraseo).
Recientemente, un querido amigo mío – el obispo de un movimiento Pentecostal en Hungría – murió trágicamente en un accidente. El horno de su casa se prendió en fuego y él sufrió graves quemaduras. Fue tratado y se pensó que estaría bien, pero unos días después murió repentinamente por unos coágulos sanguíneos que se habían formado.
Amigos alrededor de todo el mundo están apoyando y orando por su viuda. Pero el verdadero consuelo para ella solo puede venir de lo alto. No hay psicólogo que pueda ayudarla en su profundo dolor. El Consolador es fiel para encontrarse con ella en el lugar secreto de la oración.
Soy consciente de que no puedo alcanzar personalmente a los cientos de creyentes heridos que nos escriben. Recibimos una carta de una esposa de pastor embarazada, que acaba de descubrir que su esposo es un pedófilo. Ella escribe: “No sé qué hacer, pero creo que debo divorciarme de mi marido. No quiero que abuse de nuestro hijo”.
Hay una sola cosa que cada hermano o hermana que sufre puede hacer: Llevarlo todo a Jesús, encerrarse con Él, y encontrar consuelo en su presencia. El Señor dice: “Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida” (Jeremías 31:25). ¿Cómo hace esto Dios? Él nos encuentra en el lugar secreto: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo 91:1).
¿Ves ahora la importancia de preparar el corazón para orar en el lugar secreto? No se trata de legalismo u obligación, sino de amor. Se trata de la bondad de Dios hacia nosotros. Él conoce el futuro y sabe que necesitamos tremendos recursos y renovación diaria. Todo esto se encuentra en el lugar secreto de la oración con Él.
Quizás pienses que no sabes cómo orar, pero puedes comenzar por simplemente alabarlo. Lo que importa es que llegues a ese lugar por la fe, por amor en obediencia y tu Padre te verá allí. Él te revelará su amor en el lugar secreto, y te recompensará públicamente con el fruto de su reino. El Espíritu Santo intercederá por ti y te enseñará cómo orar.
Recientemente, un querido amigo mío – el obispo de un movimiento Pentecostal en Hungría – murió trágicamente en un accidente. El horno de su casa se prendió en fuego y él sufrió graves quemaduras. Fue tratado y se pensó que estaría bien, pero unos días después murió repentinamente por unos coágulos sanguíneos que se habían formado.
Amigos alrededor de todo el mundo están apoyando y orando por su viuda. Pero el verdadero consuelo para ella solo puede venir de lo alto. No hay psicólogo que pueda ayudarla en su profundo dolor. El Consolador es fiel para encontrarse con ella en el lugar secreto de la oración.
Soy consciente de que no puedo alcanzar personalmente a los cientos de creyentes heridos que nos escriben. Recibimos una carta de una esposa de pastor embarazada, que acaba de descubrir que su esposo es un pedófilo. Ella escribe: “No sé qué hacer, pero creo que debo divorciarme de mi marido. No quiero que abuse de nuestro hijo”.
Hay una sola cosa que cada hermano o hermana que sufre puede hacer: Llevarlo todo a Jesús, encerrarse con Él, y encontrar consuelo en su presencia. El Señor dice: “Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida” (Jeremías 31:25). ¿Cómo hace esto Dios? Él nos encuentra en el lugar secreto: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo 91:1).
¿Ves ahora la importancia de preparar el corazón para orar en el lugar secreto? No se trata de legalismo u obligación, sino de amor. Se trata de la bondad de Dios hacia nosotros. Él conoce el futuro y sabe que necesitamos tremendos recursos y renovación diaria. Todo esto se encuentra en el lugar secreto de la oración con Él.
Quizás pienses que no sabes cómo orar, pero puedes comenzar por simplemente alabarlo. Lo que importa es que llegues a ese lugar por la fe, por amor en obediencia y tu Padre te verá allí. Él te revelará su amor en el lugar secreto, y te recompensará públicamente con el fruto de su reino. El Espíritu Santo intercederá por ti y te enseñará cómo orar.