RECORRE TUS DEDOS ENTRE TUS CABELLOS

Cristo describe los últimos días como un tiempo preocupante y aterrador: “Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra…y en la tierra angustia de las gentes, confundidas” (Lucas 21:26, 25).


¿Qué nos dio Jesús para prepararnos para estas calamidades? ¿Cual era su antídoto para el miedo que estaría viniendo?


El nos dio la ilustración de nuestro Padre mirando al gorrión, de Dios numerando los propios cabellos de nuestra cabeza. Estas ilustraciones tienen mucho más sentido para nosotros cuando consideramos el contexto en el cual Jesús las dio.


El les dijo estas ilustraciones a sus doce discípulos, mientras los enviaba a evangelizar las ciudades y pueblos de Israel. El acababa de dotarlos con poder para echar fuera demonios y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias. Piensen en cuán excitante fue ese momento para los discípulos. ¡Se les había dado poder para realizar milagros y maravillas! Pero entonces vienen estas advertencias temerosas del Maestro:


“Ustedes no tendrán ningún dinero en sus bolsillos. Y no tendrán una casa, ni aún un techo para dormir. En lugar de eso, serán llamados herejes y diablos. Serán azotados en las sinagogas, arrastrados delante de jueces, echados en prisiones. Serán odiados y despreciados, traicionados y perseguidos. Tendrán que huir de ciudad en ciudad para evitar que los apedreen.”


Ahora imagínese a estos hombres con los ojos llenos de asombro mientras escuchaban a Jesús. Debieron de haberse sentido apretados por el miedo. Me los imagino a ellos preguntándose, “¿Qué clase de ministerio es éste? ¿Es esto lo que me espera en el futuro? Esta es la peor perspectiva para mi vida que yo he escuchado.”


Pero, en esta misma escena, Jesús les dijo a estos amados amigos tres veces: “¡No teman!” (Mateo 10:26, 28, 31). Y él les dio el antídoto contra todo miedo: “El ojo del Padre siempre está sobre el gorrión. ¿Cuánto más estará siempre sobre vosotros, sus amados?”


Jesús está diciendo, “Cuando las dudas vienen como un turbión - cuando estás al final de tus habilidades y crees que nadie ve por lo que estás pasando - esto es lo que debes de hacer para encontrar descanso y confianza. Mira a los pajarillos fuera de tu ventana. Y recorre tus dedos entre tus cabellos. Entonces recuerden los que les dije, que estas pequeñas criaturas son de inmenso valor para vuestro Padre. Y vuestros cabellos son para recordarles que ustedes son de mucho más valor para él. Su ojo está siempre sobre ustedes. Y aquél que ve y escucha cada movimiento que hacen, está muy cerca.”


Así es como nuestro Padre cuida de nosotros durante los tiempos difíciles.