EL HIMNO DE VICTORIA
¡Los hijos de Israel estaban en una situación imposible!
El Mar Rojo estaba delante de ellos, las montañas a su izquierda y su derecha, y Faraón con sus carros de hierro se acercaban por detrás. El pueblo de Dios parecía desamparadamente atrapado, como presa fácil esperando ser cazada. Sin embargo, lo creas o no, Dios deliberadamente los había conducido a este lugar precario.
Había pánico en el campamento de Israel. Los hombres temblaban de miedo, y las mujeres y los niños lloraban mientras se agrupaban alrededor de los abuelos y otros parientes. De repente, Moisés fue rodeado por airados jefes de familia que gritaban: “¡Sin duda este es el fin! ¿No había suficientes sepulcros en Egipto para enterrarnos allí? ¿Tenias que sacarnos hasta aquí para morir? Te dijimos en Egipto que nos dejes tranquilos. ¡Era mejor ser esclavos allí que morir en este miserable desierto! “ (Ver Éxodo 14:10-12)
Me pregunto si incluso Moisés tuvo un momento de turbación acerca de sus circunstancias. Sin embargo, cuando este hombre de Dios clamó, el Señor parece haberle reprendido: “¿Por qué clamas a mí?” (Éxodo 14:15).
¡Nadie en Israel podía imaginarse la gran liberación que Dios iba a traer! De repente los vientos separaron el mar, y las personas caminaron en medio de las olas divididas en tierra seca. Cuando faraón y su poderoso ejército trataron de seguirlos, las aguas comenzaron a embravecer otra vez, rodeándolos y ahogando a todos!
Qué espectáculo debe haber sido cuando el pueblo de Dios se dio vuelta a mirar desde el otro lado y vio a su poderoso enemigo destruido como soldaditos de plomo. Entonces, una canción se elevó en el campamento cuando se dieron cuenta, una vez más, que Dios los había librado de circunstancias imposibles. La Escritura registra su reacción y la canción que cantaron:
"Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré." (Éxodo 15:1-2).
El Mar Rojo estaba delante de ellos, las montañas a su izquierda y su derecha, y Faraón con sus carros de hierro se acercaban por detrás. El pueblo de Dios parecía desamparadamente atrapado, como presa fácil esperando ser cazada. Sin embargo, lo creas o no, Dios deliberadamente los había conducido a este lugar precario.
Había pánico en el campamento de Israel. Los hombres temblaban de miedo, y las mujeres y los niños lloraban mientras se agrupaban alrededor de los abuelos y otros parientes. De repente, Moisés fue rodeado por airados jefes de familia que gritaban: “¡Sin duda este es el fin! ¿No había suficientes sepulcros en Egipto para enterrarnos allí? ¿Tenias que sacarnos hasta aquí para morir? Te dijimos en Egipto que nos dejes tranquilos. ¡Era mejor ser esclavos allí que morir en este miserable desierto! “ (Ver Éxodo 14:10-12)
Me pregunto si incluso Moisés tuvo un momento de turbación acerca de sus circunstancias. Sin embargo, cuando este hombre de Dios clamó, el Señor parece haberle reprendido: “¿Por qué clamas a mí?” (Éxodo 14:15).
¡Nadie en Israel podía imaginarse la gran liberación que Dios iba a traer! De repente los vientos separaron el mar, y las personas caminaron en medio de las olas divididas en tierra seca. Cuando faraón y su poderoso ejército trataron de seguirlos, las aguas comenzaron a embravecer otra vez, rodeándolos y ahogando a todos!
Qué espectáculo debe haber sido cuando el pueblo de Dios se dio vuelta a mirar desde el otro lado y vio a su poderoso enemigo destruido como soldaditos de plomo. Entonces, una canción se elevó en el campamento cuando se dieron cuenta, una vez más, que Dios los había librado de circunstancias imposibles. La Escritura registra su reacción y la canción que cantaron:
"Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré." (Éxodo 15:1-2).