EL PELIGRO DE LA CULPA
El peligro de la culpa está en que destruye la fe. El enemigo de nuestras almas no está interesado en hacer que los Cristianos sean adúlteros, adictos o prostitutas. Él está interesado en sólo una cosa – en hacer que los Cristianos sean incrédulos. Él usa la lujuria del cuerpo para atar a la mente.
Satanás quiere abrumarlo con culpa, para que usted abandone su fe. Él quiere que usted dude de la fidelidad de Dios y que piense que nadie se importa de usted; que usted vivirá en miseria y con el corazón destrozado; que usted siempre será un esclavo de sus lujurias; que la santidad de Dios es inalcanzable; que usted está solo y nadie le ayudará con sus problemas; que Dios ya no se interesa de sus necesidades ni de sus sentimientos. Si él puede llevarlo a usted al punto de desesperación, podrá inundarlo con incredulidad – y entonces él ha logrado tener éxito en su misión. Los tres simples pasos hacia el ateísmo son culpa, duda e incredulidad.
La culpa puede carcomer la vitalidad espiritual de un Cristiano de la misma manera que lo hace un cáncer galopante. Hace que la persona pierda control de su vida; lo lleva hacia un deseo de querer dejar o retirarse de la actividad espiritual; y finalmente, acarrea dolor físico y enfermedad. Al igual que el cáncer, la culpa se alimenta de sí misma hasta que toda vida espiritual se vaya, y el resultado es debilidad y un sentir de vergüenza y fracaso.
La manera de deshacernos de la culpa es deshaciéndonos del pecado, lo cual parece ser simple pero no lo es. Usted simplemente no decide “soltar” a esa tercera persona que ha entrado en su vida. Muchos lo han intentado y se han dado cuenta que eso no funciona. Usted no puede simplemente dejar las cosas que lo atan.
El paso más importante que usted tomará en su vida es el paso que usted tome después de haberle fallado a Dios. ¿Va a creer las mentiras del acusador y se rendirá en desesperación, o se permitirá a usted mismo recibir el manantial de perdón del amor de Dios?
¿Teme usted pedirle perdón a Dios porque usted no está seguro de querer ser libre de aquello que lo ata? ¿Quiere usted al Señor, pero secretamente desea algo que no debería ser suyo? Dios puede responder oraciones sinceras, para hacer que usted quiera hacer la perfecta voluntad de Él. Pídale que le haga cumplir Su voluntad.