LA NUBE DE SU PRESENCIA

Cuando Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube. Esta nube fue una manifestación física de la promesa de Dios de estar con su pueblo. Bajaba y cubría el tabernáculo de noche y de día, y actuaba como su guía para cada tarea. Cuando la nube se movía, ellos se movían, y cuando se quedaba, ellos se quedaban. El pueblo no necesitaba hacer una reunión de comité para tratar de descubrir su dirección o futuro. Ellos ponían su confianza en esa nube visible de la presencia de Dios.

En la actualidad, esa misma nube de Su presencia flota sobre tu aposento secreto de oración. Espera todos los días para envolverte en su paz. Te guiará, te dará poder y paz, y te dará dirección detallada para tu hogar, tu trabajo y relaciones.

Tu aposento secreto puede ser dondequiera: en la ducha, en el bus o tren, o durante tu trayecto diario al trabajo. Puedes cerrar la puerta a todo lo demás y decir, “Señor, tengo media hora ahora mismo. Te amo Jesús, y te adoro. ¡Este es mi tiempo de aposento secreto contigo!”

Es algo maravilloso estar encerrado con Dios, desarrollando una vida de oración consistente. Dios promete que mientras te conviertes en un siervo que le busca y ora, Su presencia se manifestará en tu vida, cerrando y abriendo puertas y obrando Su orden divino alrededor tuyo. Sin embargo, algo aún más grande que esto sucederá: ¡la presencia de Dios te llevará a una revelación de Su gloria!

Existe una diferencia entre la presencia de Dios y Su gloria. La mayoría de los cristianos conoce su presencia (Su gran obra en sus vidas), pero pocos conocen Su gloria. En Éxodo, se nos deja entrever esta diferencia: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.” (Éxodo 40:34)

El apóstol Pablo escribe que el cuerpo de todo creyente es el tabernáculo de Dios: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Como los israelitas que vivían bajo la nube de la presencia de Dios, nosotros estamos constantemente bajo la cobertura de la gracia de Dios. Sin embargo, ¿Cual es la diferencia entre contemplar la presencia de Dios y contemplar Su gloria?