EL MENSAJE DE LA CRUZ
El pecado de idolatría trajo la terrible ira de Dios hacia su propio pueblo. Ésta lo enfureció más que ningún otro pecado en el Antiguo Testamento, tanto que Él declaró: “Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la reina del cielo y ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.” (Jeremías 7:18).
Ésta es la declaración de Dios en contra de la idolatría en el Antiguo Testamento, y Él la odia de la misma manera hoy en día. La idolatría trae consigo Su ira sobre cualquier generación, incluyendo a la moderna.
Una nueva idolatría está aconteciendo en nuestro mundo actual. No, nosotros no vemos más a gente postrada ante imágenes hechas. En su lugar, la idolatría moderna seduce a multitudes a través de su sutileza y inteligencia. Aún ésta enfurece a Dios más que ninguna otra idolatría del Antiguo Testamento.
“Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:6-8).
Este “otro evangelio” que Pablo menciona es el mensaje de salvación sin la cruz. La gran idolatría de nuestro día es el hacer a un lado el mensaje de la cruz de Jesucristo.
La cruz - incluyendo sus demandas y esperanzas- es el mismo corazón del evangelio. Cualquier adoración, congregación, cualquier cosa que se llame iglesia es mera idolatría si la cruz no está en el centro. Tal adoración es completamente de otro espíritu y Dios no tiene nada qué ver con ella. Sin la cruz todo lo que resta es paja - un evangelio pervertido, algo desde el fondo del infierno. Es más ofensivo para el Señor que la idolatría de Israel.
“Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. (Juan 12:32). Por “levantado de la tierra” Jesús se refiere a Su crucifixión. Él fue levantado delante del mundo entero en la cruz, como una imagen de Su gran sacrificio por nuestros pecados.
Ésta es la declaración de Dios en contra de la idolatría en el Antiguo Testamento, y Él la odia de la misma manera hoy en día. La idolatría trae consigo Su ira sobre cualquier generación, incluyendo a la moderna.
Una nueva idolatría está aconteciendo en nuestro mundo actual. No, nosotros no vemos más a gente postrada ante imágenes hechas. En su lugar, la idolatría moderna seduce a multitudes a través de su sutileza y inteligencia. Aún ésta enfurece a Dios más que ninguna otra idolatría del Antiguo Testamento.
“Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:6-8).
Este “otro evangelio” que Pablo menciona es el mensaje de salvación sin la cruz. La gran idolatría de nuestro día es el hacer a un lado el mensaje de la cruz de Jesucristo.
La cruz - incluyendo sus demandas y esperanzas- es el mismo corazón del evangelio. Cualquier adoración, congregación, cualquier cosa que se llame iglesia es mera idolatría si la cruz no está en el centro. Tal adoración es completamente de otro espíritu y Dios no tiene nada qué ver con ella. Sin la cruz todo lo que resta es paja - un evangelio pervertido, algo desde el fondo del infierno. Es más ofensivo para el Señor que la idolatría de Israel.
“Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. (Juan 12:32). Por “levantado de la tierra” Jesús se refiere a Su crucifixión. Él fue levantado delante del mundo entero en la cruz, como una imagen de Su gran sacrificio por nuestros pecados.