TUS CIRCUNSTANCIAS PRESENTES

En sus últimos años, el discípulo fiel Juan fue exiliado a la Isla de Patmos (ver Apocalipsis 1).
Esto era en efecto un castigo en confinamiento solitario. Juan no tenía ningún contacto humano en Patmos, excepto con sus carceleros. Era un tiempo de frío extremo, hambre y crudo aislamiento para este anciano servidor. Sin embargo, en medio de su tribulación, Juan tuvo una poderosa visión del Señor.
“Cuando le vi [a Cristo], caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18).
Hoy intento imaginar estar en la situación de Juan. Tuvo que haber sido un tiempo de gran confusión y cuestionamiento, incluso para este hombre piadoso. De hecho, creo que las cosas no podrían haber sido peores para Juan. Sin embargo, las primeras palabras que Jesús le dijo a su angustiado servidor, fueron: “No temas”.
Incluso el apóstol Pablo conocía este tipo de aislamiento desesperante. Sin embargo, en medio de sus propias pruebas, Pablo tuvo una visión de Jesús, de pie junto a él, y él fue capaz de declarar en medio de su persecución: “Todos me desampararon…Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Timoteo 4:16-17).
Para Juan y Pablo, las circunstancias de la vida no podrían haber sido más oscuras. Sin embargo, cada uno de estos hombres testificó haber visto a Jesús en sus pruebas. Ahora, querido cristiano, tengo una pregunta para ti: “¿Ves a Jesús en tu situación actual?”.
Jesús está contigo y tú puedes decir con confianza y autoridad: “Cristo está conmigo. Él me está dando fuerzas a pesar de mis circunstancias”.