VIDA DE RESURRECCIÓN DE DIOS

Como cristianos, creemos en la resurrección de Jesucristo. Después de la crucifixión del Señor, el Espíritu Santo entró en el sepulcro donde Él estaba y lo levantó. Por eso cantamos en la Pascua que Cristo resucitó de la tumba, victorioso sobre Sus enemigos, y ahora reina para siempre con los santos.
También creemos que por el poder de Cristo nosotros seremos resucitados. Esto sucederá cuando Jesús vuelva. La Escritura dice que todos nosotros seremos cambiados en un abrir y cerrar de ojos (ver 1 Corintios 15:52). El Espíritu Santo nos levantará de esta tierra con cuerpos incorruptibles y nos colocará en la misma presencia del Señor. Este es el poder de resurrección que Pablo describe en sus epístolas: ¡El poder de un Dios que levanta a los muertos!
Quiero mostrarles que Cristo todavía levanta a los muertos hoy. Hablo ahora de la vida de resurrección que Dios trae a los que están muertos espiritualmente. Pablo describe este tipo de poder vivificante en su carta a los Efesios:
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”.
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:1-6).