OBTENIENDO FUERZAS

En un tiempo en el que grandes juicios estaban cayendo sobre toda la nación alrededor de él, Isaías declaró tener una doble porción de paz.
El mismo panorama maravilloso que tuvo Isaías durante los tiempos peligrosos de sus días, está disponible también para nosotros hoy. Esta promesa de descanso es aplicable a todo “aquel cuyo pensamiento en ti persevera” (ver Isaías 26:3).
A pesar de que Isaías fue sobrecogido por lo que vio acontecer en su mundo, la Escritura revela que él gozaba de gran paz. Hubo dos razones para ello:
Primero, mientras llegaban los juicios para golpear a las naciones, Isaías estaba en constante comunión con Dios en oración. “También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma” (Isaías 26:8). Isaías estaba preparado para todo, porque él ya estaba “orando sin cesar”.
Debo preguntarte: Cuando golpee la tormenta, ¿irás al Señor en oración, tal como lo hizo Isaías? Si es así, entonces obtendrás fuerzas, porque tu mente estará fijándose en el amor de tu soberano Padre celestial, y Él está continuamente revelándote Su poder y dándote el ánimo para que llegues a la meta.
El apóstol Pablo nos confirma, con esta instrucción: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8, énfasis añadido).
En otras palabras: “Ustedes han oído todas las advertencias. Ahora, presten atención a lo que la Palabra de Dios revela y lo que Sus atalayas están diciendo. Y, finalmente, fijen tus pensamientos en Jesús y en Su bondad”.