EL ESPÍRITU DE INTENSIDAD
Cuando Dios está a punto de hacer una nueva obra, Él derrama un espíritu de intensidad sobre Su pueblo. Ya no podemos ser flojos espirituales, relajados, complacientes y apocados. Debemos ser intensos, llenos de calor y pasión por Cristo, sintiendo seriamente y en lo profundo la obra de Dios. Hoy, Dios está levantando un pueblo que odia el pecado y tiembla ante Su Palabra. Su remanente debe oír y creer en los santos profetas. Ellos no deben dudar ni volverse tibios; por el contrario, deben tomar las cosas de Dios con mayor seriedad a medida que transcurren los días.
Considera la intensidad de Esdras. Mira de cerca su pasión en contra de cualquier cosa que hiera a Dios y verás su odio atrevido por la mezcla con el mundo. “Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde” (Esdras 9:3-4).
¡Qué gran escena! Esdras estaba sentado con gran dolor piadoso, arrancándose el cabello y la barba “a causa de la prevaricación de los del cautiverio” (versículo 4). Uno a uno, todos loa que tenían el corazón tembloroso lo rodearon. Dios tenía sólo un hombre que sentía rubor por el pecado, y, a través de él, se levantó un cuerpo de dolientes.
“Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente” (Esdras 10:1).
Familias enteras del pueblo de Dios están coqueteando con el mundo, ¡pero muchos de ustedes están clamando por santidad y separación! Sientes el dolor de Dios por el pecado y te ruborizas de vergüenza. Tú sabes que es hora de ponerse serios acerca de caminar con Él.
Considera la intensidad de Esdras. Mira de cerca su pasión en contra de cualquier cosa que hiera a Dios y verás su odio atrevido por la mezcla con el mundo. “Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde” (Esdras 9:3-4).
¡Qué gran escena! Esdras estaba sentado con gran dolor piadoso, arrancándose el cabello y la barba “a causa de la prevaricación de los del cautiverio” (versículo 4). Uno a uno, todos loa que tenían el corazón tembloroso lo rodearon. Dios tenía sólo un hombre que sentía rubor por el pecado, y, a través de él, se levantó un cuerpo de dolientes.
“Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente” (Esdras 10:1).
Familias enteras del pueblo de Dios están coqueteando con el mundo, ¡pero muchos de ustedes están clamando por santidad y separación! Sientes el dolor de Dios por el pecado y te ruborizas de vergüenza. Tú sabes que es hora de ponerse serios acerca de caminar con Él.