UNA VIDA DE FE by Gary Wilkerson
Para tener la clase de fe que agrada a Dios, a menudo debemos pasar por experiencias frustrantes, irritantes y tensas. Tal vez has llegado al punto en que clamaste: “¡Señor, Tú me diste una promesa, pero ahora has quitado todo lo que podría hacer que la promesa sea posible!”
¿Por Dios qué hace esto? ¿Por qué elimina todos los medios naturales a través de los cuales su promesa podría cumplirse? A menudo, es para que nuestra relación con Él sea agradable y no un deber. Verás, si Sus promesas pudieran cumplirse a través de nuestras habilidades, estaríamos en “modo de funcionamiento 24/7”. Esa no es Su forma. En lugar de eso, Él nos pide en una relación permanente, una que requiere la confianza de todo nuestro corazón.
Así es como la gran nube de testigos ante nosotros alcanzó su lugar en el Salón de la Fe. La Escritura nos dice que cuando Dios prometió hacer de Abraham el padre de todas las naciones, Abraham “consideró su cuerpo ya muerto” (Romanos 4:19). Esa palabra “consideró” es un término matemático. Abraham se dio cuenta de que nada en su vida “sumaba” para ver cumplida esta promesa. Nada en su poder podría hacer que funcione. Y sin embargo, leemos: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe” (4:20).
Aquí tenemos una imagen de Jesús iniciando y perfeccionando la fe de un hombre piadoso. Cuanto más Abraham consideraba: “Yo no puedo hacer esto”, más fuerte era su fe en la capacidad de Dios. Y a través de la muerte de su carne vino un poder que no era de él mismo, era el poder del Espíritu Santo.
Quería ver a mi hijo pródigo regresar al Señor y con el fin de ver eso consumado, puse mi fe en el poder de Dios para atraerlo con amor irresistible. Estoy feliz de informar que mi hijo ha sido gloriosamente reconciliado con Dios y con su familia.
Quiero ver a miles de personas perdidas de nuestra ciudad venir a Jesús. Sin embargo, sé que eso nunca va a pasar por la formulación de estrategias, planificación o implementación de programas. Esas cosas pueden ser útiles, pero sólo Jesús puede iniciar algo para Su reino. Sólo Él puede perfeccionar en nosotros la fe genuina que se requiere para ver multitudes de almas traídas a la vida eterna.
Sí, estamos llamados a hacer las cosas que podemos hacer para el reino de Cristo. Pero también estamos llamados a más. ¿Quieres ver los propósitos de Dios realizados en tu comunidad, Sus promesas cumplidas en tu vida? Él solo pide que confíes en Él viviendo una vida de fe.
¿Por Dios qué hace esto? ¿Por qué elimina todos los medios naturales a través de los cuales su promesa podría cumplirse? A menudo, es para que nuestra relación con Él sea agradable y no un deber. Verás, si Sus promesas pudieran cumplirse a través de nuestras habilidades, estaríamos en “modo de funcionamiento 24/7”. Esa no es Su forma. En lugar de eso, Él nos pide en una relación permanente, una que requiere la confianza de todo nuestro corazón.
Así es como la gran nube de testigos ante nosotros alcanzó su lugar en el Salón de la Fe. La Escritura nos dice que cuando Dios prometió hacer de Abraham el padre de todas las naciones, Abraham “consideró su cuerpo ya muerto” (Romanos 4:19). Esa palabra “consideró” es un término matemático. Abraham se dio cuenta de que nada en su vida “sumaba” para ver cumplida esta promesa. Nada en su poder podría hacer que funcione. Y sin embargo, leemos: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe” (4:20).
Aquí tenemos una imagen de Jesús iniciando y perfeccionando la fe de un hombre piadoso. Cuanto más Abraham consideraba: “Yo no puedo hacer esto”, más fuerte era su fe en la capacidad de Dios. Y a través de la muerte de su carne vino un poder que no era de él mismo, era el poder del Espíritu Santo.
Quería ver a mi hijo pródigo regresar al Señor y con el fin de ver eso consumado, puse mi fe en el poder de Dios para atraerlo con amor irresistible. Estoy feliz de informar que mi hijo ha sido gloriosamente reconciliado con Dios y con su familia.
Quiero ver a miles de personas perdidas de nuestra ciudad venir a Jesús. Sin embargo, sé que eso nunca va a pasar por la formulación de estrategias, planificación o implementación de programas. Esas cosas pueden ser útiles, pero sólo Jesús puede iniciar algo para Su reino. Sólo Él puede perfeccionar en nosotros la fe genuina que se requiere para ver multitudes de almas traídas a la vida eterna.
Sí, estamos llamados a hacer las cosas que podemos hacer para el reino de Cristo. Pero también estamos llamados a más. ¿Quieres ver los propósitos de Dios realizados en tu comunidad, Sus promesas cumplidas en tu vida? Él solo pide que confíes en Él viviendo una vida de fe.