LA LLAMADA FINAL
Dios tiene una gran preocupación por los que han sido “Su amada”, pero han sido vencidos por una repentina tormenta de tentación. Su promesa es para los que están en este momento en gran aflicción. Dios va a atraer de nuevo a sí mismo a un pueblo descarriado y olvidado. “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo. Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor”. (Isaías 54: 5-8)
Esta es una profecía para la iglesia de los últimos días, a quien Él abandonó momentáneamente.
¿A quién abandonó por un tiempo? ¿Qué lo hizo esconder Su rostro? “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59: 2). Dios no se ha divorciado de la transigente iglesia actual, sino que ha tenido que ocultar Su rostro. Ella ha dejado a su Amado. “Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.” (Isaías 50: 1)
Dios dijo: “Me has abandonado, has cometido adulterio. Yo no te dejé. ¡Tú me dejaste! Tuve que rechazarte porque te vendiste a la prostitución.” La iglesia salió corriendo a Babilonia, pero todavía no está divorciada, porque Dios dice: “¡Muéstrame los papeles! ¡Muéstreme la factura donde te vendí al diablo!” Dios está diciendo: “No vivimos juntos en este momento, pero el divorcio no es definitivo. El matrimonio no está nulo. ¡Todavía te amo! Tú me dejaste, sin embargo, te llamé y te seguí llamando, y te negaste a oír”. “¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió?”. (Isaías 50: 2)
A esta esposa corrompida en el pecado, descarriada y errante, Dios jura: “Voy a volver a llamarte”. “Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados.” (Isaías 52:3). Y de nuevo: “Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová” (Isaías 54:6). Incluso ahora está sonando su llamada final: “Te recogeré con grandes misericordias”. (Isaías 54: 7)
Esta es una profecía para la iglesia de los últimos días, a quien Él abandonó momentáneamente.
¿A quién abandonó por un tiempo? ¿Qué lo hizo esconder Su rostro? “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59: 2). Dios no se ha divorciado de la transigente iglesia actual, sino que ha tenido que ocultar Su rostro. Ella ha dejado a su Amado. “Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.” (Isaías 50: 1)
Dios dijo: “Me has abandonado, has cometido adulterio. Yo no te dejé. ¡Tú me dejaste! Tuve que rechazarte porque te vendiste a la prostitución.” La iglesia salió corriendo a Babilonia, pero todavía no está divorciada, porque Dios dice: “¡Muéstrame los papeles! ¡Muéstreme la factura donde te vendí al diablo!” Dios está diciendo: “No vivimos juntos en este momento, pero el divorcio no es definitivo. El matrimonio no está nulo. ¡Todavía te amo! Tú me dejaste, sin embargo, te llamé y te seguí llamando, y te negaste a oír”. “¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió?”. (Isaías 50: 2)
A esta esposa corrompida en el pecado, descarriada y errante, Dios jura: “Voy a volver a llamarte”. “Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados.” (Isaías 52:3). Y de nuevo: “Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová” (Isaías 54:6). Incluso ahora está sonando su llamada final: “Te recogeré con grandes misericordias”. (Isaías 54: 7)