GUARDADOS POR JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS
Los santos del Antiguo Testamento conocieron a Dios de una manera que los santos del Nuevo Testamento conocieron muy poco. ¡Ellos lo conocieron como Jehová de los ejércitos! Más de 200 veces en el Antiguo Testamento – desde Samuel hasta Malaquías – se refieren a Dios de esta manera. Leemos que “Y David iba adelantando y creciendo, y Jehová de los ejércitos era con él.” Encontramos repetidamente este majestuoso título en los Salmos:
• ¡Jehová de los ejércitos está con nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob! (46:7).
• Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea” (89:8).
• Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi oración” (84:8).
• ¡Es Jehová de los ejércitos! ¡Él es el Rey de gloria! (24:10).
La palabra Hebrea para “ejércitos” es tsbaah. Significa “una armada lista y posesionada para la batalla.” Soldados, caballos, y carros listos para ir a guerrear en un momento dado; un ejército agrupado y congregado, esperando instrucciones.
En una ocasión, el ejército Asirio vino contra el Rey Ezequías y Judea. Este rey no se inmutó cuando se vio rodeado por un ejército feroz y le dijo al pueblo de Dios, “Esforzaos y animaos; no temáis ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, pero con nosotros está Jehová, nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza…” (2 Crónicas 32:7-8).
Los santos del Antiguo Testamento descansaron en la visión que tenían de un Dios grandioso cuyo ejército todopoderoso, invisible, estaba agrupado y listo para protegerlos. David con alarde dijo, “Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor entre ellos…” (Salmo 68:17). De acuerdo con el salmista, ellos están listos para nosotros: “Jehová es tu guardador” (121:5).
No nos protegemos de lo malvado por medio de nuestro propio poder; no batallamos con Satanás en nuestra propia fuerza. El Señor de los ejércitos debe de guardarnos. Escuche lo que dice la Biblia: “Envió desde lo alto y me tomó, me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso enemigo…pues eran más fuertes que yo” (Salmo 18:16-17).
En Judas, se nos promete, “A aquel que es poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Judas 24).