LLENOS DE LA PRESENCIA DE CRISTO

Pregúntale a cualquier cristiano: "¿Amas a Jesús?" y él te responderá: "¡Por supuesto que sí!". Pero las palabras por sí solas no son suficientes en la santa luz de Su Palabra, porque Jesús mismo dijo que sólo dos cosas pueden demostrar nuestro amor por Él. Si estas dos evidencias no están presentes en tu vida, entonces tu amor por Jesús es sólo de palabras; no de hecho ni de verdad. Éstas son: (1) Tu obediencia a todos los mandamientos de Jesús y (2) Una manifestación de Su presencia en tu vida.

Hay un versículo que dice: "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Juan 14:21). "Manifestaré" significa "brillar o brotar". En otras palabras, convertirse en un instrumento o canal que irradia la presencia de Cristo.

La iglesia a menudo ora: "Oh Señor, envíanos Tu presencia. Ven, desciende sobre nosotros, muévete en medio de nosotros. ¡Revélate a nosotros!". Pero la presencia de Dios no desciende así nomás. No cae de repente y sorprende o abruma a la congregación. Parece que tenemos una idea de que la presencia de Cristo es un humo invisible que Dios esparce en la atmósfera, como la nube de la gloria del Antiguo Testamento que llenaba el templo donde los sacerdotes no podían estar de pie para ministrar.

Nos olvidamos de que en estos días nuestros cuerpos son el templo de Dios, y que si Su gloria viene, debe aparecer en nuestros corazones y llenar nuestros cuerpos. Cristo no vive en edificios o en una cierta atmósfera; tanto así, que los cielos de los cielos no pueden contenerlo. Más bien, Él se manifiesta a través de nuestros cuerpos, santificados y obedientes, Su templo: "Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (2 Corintios 6:16). ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros…?" (1 Corintios 6:19). Pero ¿por qué en nuestras iglesias hay tan poca presencia de Jesús? ¿Por qué hay tantas congregaciones muertas? Porque, ya sea el pastor, el pueblo o ambos, ¡están muertos espiritualmente! La experiencia de la presencia de Jesús en una iglesia no es un tanto un asunto corporal, sino más bien individual. Es cierto que un pastor muerto, sin vida espiritual y sin vida de oración puede esparcir muerte al pueblo. Pero también es cierto que cada miembro sigue siendo un templo y es personalmente responsable de obedecer a Dios y de estar dispuesto a ser un instrumento de Su presencia. Tu iglesia puede estar muerta, pero tú puedes estar lleno de la presencia de Cristo.