LA FE NO SOLO SE ENSEÑA, SE CONTAGIA by Claude Houde

Quiero desafiarte por la fe a recibir una visión para ti mismo. Seas un adolescente, padre, estudiante, ama de casa, o un joven en los inicios de su carrera, puedes comunicar tu fe a alguien. Puedes inspirar a alguien, un amigo, un padre o madre, hijo, hija o hermano en la fe, a amar, orar, perdonar, arrepentirse, servir y ¡hacer algo hermoso y noble! Por favor, permítele a tu espíritu oír que Dios está buscando a un hombre o a una mujer cuyo corazón ha de latir con la visión de que sin fe, es imposible producir un pueblo victorioso. 

  • ¡La fe no sólo se enseña, se contagia! La verdad y la realidad espiritual es que como padre, mis hijos pueden seguir las huellas que les dejaré. Permíteme ilustrar esto con un cuento sencillo de mi infancia, mientras crecía en los sectores de viviendas de bajos ingresos en Montreal. 

Era una fría noche de invierno cuando un padre caminaba al bar del barrio una vez más. Era viernes por la noche y había cobrado recién su cheque de pago. El dinero le quemaba en el bolsillo, y como hacía todas las semanas, estaba a punto de gastárselo todo bebiendo. En ese momento loco e incomprensible, todo lo demás desaparecía. Era incapaz de pensar en el dinero que necesitaría para alimentar a sus hijos, pagar el alquiler y la cuenta de calefacción. Las promesas que había hecho a su esposa, una y otra vez, desaparecían de nuevo, ahogadas por el hábito enceguecedor y la sed agobiante de olvidar aquello que lo tenía asqueado y esclavizado a la vez. Este hombre se odiaba a sí mismo, pero las voces en su interior siempre ganaban: “Es asunto mío, no le estoy haciendo daño a nadie, es mi elección, son tan sólo un par de copas.” De repente, oyó un crujir en el silencio de la noche fría: el sonido de pasos suaves en la nieve. Se dio vuelta y lo que vio le golpeó como un puño de hierro en los intestinos, dejándolo sin aliento. Su hijo lo estaba siguiendo y haciendo su mejor esfuerzo, dando lo mejor de sí, para tratar de poner sus pequeños pies, paso a paso, en las huellas que su padre había dejado en la nieve, El niño estaba caminando en los pasos de su padre.

Querido lector, cada uno de nosotros está guiando a alguien a alguna parte. Algunos niños y niñas están aprendiendo a mentir, culpar a los demás, engañar, criticar, ser arrogantes y siempre buscar atajos. Pero nuestros hijos e hijas también pueden vernos y aprender a amar, orar, trabajar, adorar, servir, perdonar y creer. Ellos pueden aprender de nosotros a decir la verdad, respetar a las personas, juzgar a las personas por su carácter y no por el color de su piel, y a ser honestos, respetuosos con sus mayores, y amigos de los pobres.


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Claude Houde es el pastor principal de la Iglesia de la Nueva Vida (Eglise Nouvelle Vie) en Montreal, Canadá; y es un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes dirigidas por World Challenge en todo el mundo. Bajo su liderazgo la Iglesia de la Nueva Vida se ha incrementado de ser un puñado de personas, a más de 3500 miembros, en una parte de Canadá donde pocas iglesias protestantes han alcanzado éxito.