CONSOLAR Y REFRESCAR

¿Cómo trajo el Espíritu Santo consuelo a Pablo durante los momentos en que estuvo abatido? El apóstol mismo nos dice: “Pero Dios que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito” (2 Corintios 7:6). Tito llegó a Macedonia con un espíritu refrescante, y súbitamente el corazón de Pablo fue levantado. Mientras estos dos hombres compartían, la alegría inundó el cuerpo de Pablo, su mente y su espíritu, y el apóstol escribió, “Lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (7:4). Pablo estaba declarando, “Yo todavía tengo problemas, pero el Señor me ha dado lo que necesito para la batalla: Me ha refrescado a través de Tito.”

A través de mis años en el ministerio, he visto a hombres y mujeres de Dios llegar al final de su resistencia, abatidos y completamente confundidos. Yo me he angustiado

al ver a estos amados hermanos y hermanas en su dolor, y le he preguntado al Señor, “¿Padre, cómo podrán estos siervos tuyos salir de ese pozo de sufrimiento? ¿Dónde está el poder que los sacará? ¿Qué puedo decir o hacer para ayudarlos?”

Yo creo que la respuesta se encuentra aquí, en el testimonio de Pablo. Aquí tenemos a un hombre tan profundamente agotado que ya no era él mismo. Pablo estaba en el momento más oscuro de su ministerio, tan abrumado como nunca lo había estado. Sin embargo, en unas pocas horas, él estaba completamente fuera del pozo oscuro deleitándose en felicidad y gozo. Una vez más el amado apóstol se sintió amado y necesitado.

¿Cómo sucedió esto? Primero, veamos lo que sucedió en Corintio. Cuando Tito llegó allí para reunirse con los líderes de la iglesia, él recibió su propio refrescar glorioso. Un despertamiento estaba tomando lugar en la iglesia por que habían hecho caso de la instrucción de Pablo, y ahora Dios los estaba bendiciendo poderosamente.

Tito volvió a Macedonia con las noticias gratas: “Pablo, ¡los hermanos en Corintio mandan su amor! Ellos han quitado el pecado que estaba en medio de ellos y han tratado con los falsos profetas. Ellos ya no menosprecian tus sufrimientos, y en lugar de eso, se regocijan en tu testimonio.”

Esta palabra refrescante, llevada por un querido hermano en el Señor, inmediatamente sacó a Pablo de su pozo: “Dios que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito” (2 Corintios 7:6). ¿Ven el ejemplo aquí? Dios usa personas para refrescar a las personas. El no envió a un ángel para refrescar a Pablo. El consuelo que este hombre recibió vino a través del refrescar del espíritu de Tito, el cual a la vez, refrescó el de Pablo.