DERRAMAR EL CORAZÓN

La siguiente palabra que me fue dada por el Espíritu Santo, es para aquellos que necesitan una respuesta a la oración, que necesitan ayuda en tiempo de problemas, y que están listos y deseosos de mover el corazón de Dios de acuerdo a su Palabra:
 Aprópiate de la promesa del pacto en el Salmo 46:1: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
La frase pronto auxilio significa “siempre dispuesto, accesible inmediatamente”. La fe debe de descansar en la seguridad de que el Espíritu de Dios mora en nosotros a cada hora del día y de la noche, continuamente. Y porque él habita dentro de nosotros, escucha cada clamor y oración devoto. Podemos estar seguros de que si nos escucha, él concederá nuestras peticiones. De hecho, el Espíritu Santo moverá cielo y tierra por cada hijo de Dios que se da tiempo para derramar su corazón ante el Padre. 
Lee y cree el Salmo 62:5-7. Esta es la oración de David que tocó el corazón de Dios. David dijo, en esencia: “¡Solamente espera en Dios! No esperes ayuda de ninguna otra fuente. Sólo él debe de ser tu provisión, tu única esperanza y defensa. Sólo él puede suplirte con las fuerzas para continuar hasta que llegue su respuesta.”
Aquí está el corazón de todo, el secreto de la oración que prevalece y que todo santo ha conocido a través de los siglos: derramar el corazón delante de Dios. “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmo 62:8). Ana es nuestro ejemplo, pues ella hizo esto. Cuando estaba desesperada por tener un hijo, “derramó” su alma al Señor (Ver 1 Samuel 1:15). Y la Escritura dice: “Y no estuvo más triste” (1:18).