LA ESCUELA DEL ESPÍRITU SANTO

¿Por qué las cosas iban mal para David? ¡Porque estaba en la escuela del Espíritu Santo! Dios estaba produciendo carácter en él, y solo los problemas podían formarlo. No debían haber más “Saules”, indisciplinados y sin formación por la falta de pruebas. Saúl comenzó bien pero pronto se marchitó porque nunca fue probado. Dios ahora buscaba un hombre en quien podría confiar, un hombre con el que podría construir una casa permanente.

No hubo un solo momento en que el Espíritu Santo no estuviera con David. Dios podría haber enviado ángeles; podría haberle hablado una palabra; podría haber enviado un ejército celestial para guardar a David de problemas. En lugar de eso, Él lo permitió todo para que David llegara a la final de sí mismo y se arrojara por completo en el Señor. No hubiésemos tenido ninguno de esos grandes salmos de confianza y fe si David no hubiese sido probado.

Algunos de ustedes están en Siclag con David, ¡o se dirigen allí! En 1 Samuel capítulo 30, se cuenta la historia de cómo los amalecitas habían superado al pueblo de Dios, devastando vidas y propiedades. David estaba muy angustiado, y su propia gente hablaba de apedrearlo porque lo culparon por el desastre. “mas David se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6). Al acudir al Señor (versículo 8), se le aseguró que todo lo que se había perdido le sería restaurado. En el versículo 19, vemos el resultado final: “todo lo recuperó David”.

David recuperó su familia y sus bienes, pero mucho más que eso le fue restaurado. Lo más importante fue que recuperó la confianza en Dios, su seguridad de que Dios estaba todavía con él. El poder de su unción fue renovado, junto con un nuevo aborrecimiento hacia el enemigo. ¡Aquel día David obtuvo su diploma! Había aprendido a consultar al Señor y a alentarse a sí mismo en el Señor. Desde ese día, se hizo cada vez más fuerte, y prevaleció.