DIOS QUIERE HACER OBRAS MAYORES

Segunda de Reyes 2, contiene uno de los pasajes más espectaculares en todo el Antiguo Testamento. Este capítulo nos cuenta la historia milagrosa del envejecido profeta Elías y su siervo Eliseo. Cuando nos adentramos en el relato, vemos que Dios ha informado a Elías que su ministerio en la tierra ha terminado. Ahora él está por cruzar el río Jordán para ir a cierto lugar, donde un carro celestial lo va a levantar y trasladar a la gloria.

Cuando Elías y Eliseo llegaron a destino, Elías se volvió a su siervo y dijo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti” (Versículo 9). Sin vacilar, el hombre más joven respondió, “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí” (Mismo versículo).

A primera vista, Elías se sorprendió por la respuesta de Eliseo. Diciendo: “Cosa difícil has pedido…” (Versículo 10). Pero Elías comenzó a instruir a Eliseo diciéndole que debía observar cuidadosamente lo que Dios estaba por hacer, para que no se lo pierda ni vuelva a casa decepcionado.

Mientras estos hombres caminaban juntos, de repente un carro apareció desde el cielo y los separó. En un abrir y cerrar de ojos, Elías fue tomado en un carro - ¡y Eliseo fue testigo de toda la escena! Él exclamó, “¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes” (Versículo 12).

Elías se había ido, pero su manto había caído al suelo. Cuando Eliseo lo vio, rasgó su propia ropa, rompiéndola en pedazos y puso el manto de Elías sobre su espalda. Cuando regresó al Jordán se quitó el manto y golpeó el agua con él, tal como su maestro lo había hecho previamente. Inmediatamente las aguas se partieron, y Eliseo caminó sobre suelo seco. Así empezó el notable ministerio del propio joven profeta.

Los eventos en este capítulo son absolutamente increíbles. Pero, ¿Qué nos dice este pasaje hoy en día? Yo creo que Dios nos ha dado una lección inconfundible aquí, con un significado claro y simple: Dios quiere hacer cosas mayores con cada nueva generación. Y cada nueva generación tiene que buscar al Señor por sus propias experiencias del Espíritu Santo, y su propia investidura de poder de Él.