REGRESANDO AL CANTO DE VICTORIA
El Rey David cometió adulterio y luego hizo arreglos para que un fiel soldado fuera asesinado y así él pudiera reclamar a su joven esposa. Él trajo vergüenza a Israel y al nombre de su Padre Celestial. Él escondió esta horrible oscuridad por un año completo y llegó al borde de la ruina total. Sin embargo, incluso después de todo esto, Dios llamó a David un “varón conforme a Su corazón” (Vea Hechos 13:22). ¿Cómo puede ser esto? El secreto es que justo antes de que David estuviera a punto de caer, se humilló a sí mismo y se arrepintió.
“…Confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado” (Salmos 38:18). Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio” (Salmos 51:4). “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…y no quites de mí tu Santo Espíritu” (Salmos 51:10-11)
¿Estás preocupado y afligido por el pecado que te asedia? ¿Sientes que estás a punto de caer bajo la pesada carga de todo esto? Si es así, entonces estás en camino a la sanidad y liberación. Verás, cuando David se arrepintió, finalmente fue capaz de divisar la luz al final del túnel.
“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. ..Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Salmos 32: 5, 7)
Querido hermano, puedes regresar a tu alegría, simplemente confiesa y abandona tu pecado y el Señor te perdonará y te liberará. Él está listo para besar tu cuello, vestirte con un manto de justicia y ofrecer una gran fiesta delante de ti. Entonces serás capaz de testificar junto con David:
“Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón” (Salmos 32:10-11)
“…Confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado” (Salmos 38:18). Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio” (Salmos 51:4). “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio…y no quites de mí tu Santo Espíritu” (Salmos 51:10-11)
¿Estás preocupado y afligido por el pecado que te asedia? ¿Sientes que estás a punto de caer bajo la pesada carga de todo esto? Si es así, entonces estás en camino a la sanidad y liberación. Verás, cuando David se arrepintió, finalmente fue capaz de divisar la luz al final del túnel.
“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. ..Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Salmos 32: 5, 7)
Querido hermano, puedes regresar a tu alegría, simplemente confiesa y abandona tu pecado y el Señor te perdonará y te liberará. Él está listo para besar tu cuello, vestirte con un manto de justicia y ofrecer una gran fiesta delante de ti. Entonces serás capaz de testificar junto con David:
“Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón” (Salmos 32:10-11)