LOS SENTIMIENTOS, LOS MENSAJEROS DE SATANÁS

Estoy tan agradecido de que mis sentimientos no tienen significado. Estoy más agradecido de que ellos no afectan mi salvación ni mi relación con el Señor. Cuando el enemigo viene como un torrente, tratando de ahogarme en sentimientos depresivos y pensamientos negativos, tengo la tendencia de culparme a mí mismo. Yo le digo a mi corazón, “¿Por qué estoy abatido, oh alma mía? ¿Por qué estoy repentinamente intranquilo en espíritu? ¿Por qué estoy inquieto e irritable – cuando no quiero estarlo? ¿Qué cosa malvada he cometido para merecer estos sentimientos negativos, depresivos?”

¡Mis sentimientos negativos, tristes no vienen de Dios así que no tengo que tolerarlos!

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Yo puedo rechazar cada sentimiento negativo porque yo sé que ninguno de ellos es de Dios. ¡Los sentimientos que nos hacen temer no son enviados del cielo, son mensajeros de las cuevas del infierno! Ellos deben ser rechazados y atados a través del poder de la oración y de la fe.

Dios nos está diciendo, “Yo no les he dado esos sentimientos de temor y de duda. En lugar de eso, les he dado espíritu de amor, de poder, y de autoridad. Él nos llama a abolir esos pensamientos indeseables, llevándolos cautivos y a la obediencia a él. No nos atrevamos a permitir que nuestros sentimientos sean nuestros amos. No nos atrevamos a permitir que permanezcan y crezcan raíces de amargura y duda. Debemos ir en contra de ellos en el nombre de Cristo el Señor y derribarlos. ¡Se nos ordena que lo hagamos!

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5).

Cada sentimiento de abatimiento es el fruto de una semilla satánica de desconfianza. ¡Es la serpiente antigua trabajando para hacernos cuestionar la fidelidad de Dios, cuestionar el cuidado de Dios, cuestionar a Dios! Esas mentiras son la semilla de sentimientos negativos y Dios nos ordena que guerreemos contra ellas.