¿ALGUNA VEZ SERÁN CONTESTADAS MIS ORACIONES?

Yo creo en que el Espíritu Santo tiene su tiempo. En el propio tiempo de Dios, todas nuestras oraciones serán respondidas –de una u otra manera– pero el problema es que, tenemos temor de someter nuestras oraciones al escrutinio del Espíritu Santo. Algunas de nuestras oraciones necesitan ser purgadas debido a que muy a menudo nuestra fe es malgastada en peticiones sin madurez. No sabemos cómo orar “Hágase tu voluntad”. Porque no queremos tanto su voluntad sino aquéllas cosas que se nos permiten por su voluntad.

Abraham ejercitó su fe para continuar recordándose a sí mismo que él era un extranjero en esta tierra. La bendición de su pacto produjo tan sólo una carpa donde vivir, porque él puso toda su fe en aquella ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios.

¿No estaban viviendo por fe algunos de estos guerreros de la fe? ¿Se rehusó Dios a contestar algunas de sus oraciones? Después de todo, no todos ellos fueron liberados y no todos vivieron para ver sus oraciones contestadas. No todos fueron librados del dolor, sufrimiento ni aún de la muerte. Algunos fueron torturados; otros fueron aserrados, anduvieron de acá para allá, pobres, angustiados y maltratados (Hebreos 11:36-38).

Algunos, aún con reputación de tener gran fe, “ninguno de ellos…recibieron lo prometido” (Hebreos 11:39). Aquellos que “alcanzaron promesas” usaron su fe para hacer justicia, para sacar fuerzas de la debilidad y para poner en fuga a ejércitos.

No se preocupe de si Dios le está respondiendo “Sí” o “No” a la petición que usted le ha hecho. No esté abatido cuando la respuesta no viene, y por favor, deje de concentrarse en fórmulas y métodos de fe. Tan sólo encomiende su oración a Jesús y continúe su vida cotidiana con confianza. Él no se adelantará ni se retrasará ni un momento en contestar, y si la respuesta que usted espera no aparece pronto, dígale a su corazón, “Él es todo lo que necesito. Si necesito más, él no me lo mezquinará. Él contestará en su tiempo y a su manera. Y si él no me concede mi petición, él tendrá una perfecta razón por no hacerlo. No importa lo que suceda, yo siempre tendré fe en su fidelidad.”

Que Dios nos perdone si estamos más preocupados por conseguir que nuestras oraciones sean respondidas en lugar de aprender a estar totalmente en sumisión a Cristo mismo. No aprendemos obediencia por las cosas que obtenemos sino por las cosas que sufrimos. ¿Está usted dispuesto a aprender mediante un poco más de sufrimiento con lo que parece ser una oración que no ha sido respondida? ¿Descansará usted en el amor de Dios mientras espera pacientemente por la promesa?