¿DÓNDE ESTÁ LA VICTORIA?

La mayoría de nosotros sabemos que el pecado es la raíz de todos nuestros problemas, nuestros miedos, culpa, ira y depresión. Sabemos que nos priva de valor espiritual y vitalidad, pero lo que no sabemos es cómo superar el "pecado que nos asedia" (Hebreos 12:1).

Sabemos que la victoria sobre nuestros enemigos viene por medio de Jesucristo nuestro Señor. Pero, ¿cómo conseguir el poder de su vid en nuestra rama endeble? ¿Cómo funciona esto? Yo amo a Jesús, siempre lo he amado, y sé que Él tiene todo el poder. También sé que me promete la victoria, pero ¿qué significa esto y cómo llega la victoria?

Estoy empezando a ver un poco de luz ante este misterio. En mi propia búsqueda por victoria total sobre mi pecado acosador, Dios me está pidiendo hacer las siguientes tres cosas:

  1. Tengo que aprender a tener hambre por la santidad y odio a mi pecado. El pecado me contamina y Dios no puede considerar el pecado, no lo puede tolerar. El temor de Dios es la base de toda libertad. No hay que esperar ser dimitido o recibir privilegios especiales. Mi pecado debe ser confesado y abandonado.
  2. Debo estar convencido de que Dios me ama a pesar de mi pecado. Dios odia mi pecado con un odio perfecto, al mismo tiempo que Él me ama con infinita compasión. Su amor no se comprometerá con el pecado, pero Él se aferra a su hijo pecador con un propósito en mente: recuperarlo.
  3. Tengo que aceptar la ayuda amorosa de mi Padre para resistir y vencer. El pecado es como un pulpo con muchos tentáculos tratando de aplastar mi vida. Rara vez todos los tentáculos aflojan su control sobre mí; es un tentáculo a la vez, una pequeña victoria a la vez. Dios me envía al Espíritu Santo con una dirección clara sobre la forma en que debo luchar, correr, dar el próximo golpe. La batalla contra principados y potestades es suya no mía. Yo sólo soy un soldado peleando en su guerra. Dios quiere que yo crea totalmente en Él. ¡Mi parte en esta guerra es creer que Dios me sacará de la batalla victorioso!