LA GRAN INTENCIÓN QUE DIOS TIENE PARA SU PUEBLO

A partir de la cruz, yo creo que Dios ha tenido una gran intención para con su pueblo y que no cambiará hasta que Cristo retorne en gloria. Dicha intención de Dios tiene que ver con entender el misterio del evangelio, el cual fue revelado primero al apóstol Pablo y por tanto, éste ya no es más un misterio.

Pablo dijo, “Pues por revelación me fue declarado el misterio…el cual en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado…por el Espíritu…Y de aclarar a todos cuál sea el plan del misterio…” (Efesios 3:3-9).

El misterio revelado es simplemente este: ¡El cuerpo de Cristo está todavía aquí en la tierra! La cabeza está en el cielo pero el resto de su cuerpo está aquí mismo en la tierra. Nosotros, los que lo amamos y lo servimos somos su cuerpo, la parte visible, la parte de Cristo que los hombres ven en la tierra.

“Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” (Efesios 5:30).“Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia…” (Colosenses 1:18).

La completa intención de Dios para estos últimos días puede ser resumida en esta frase: Ya que somos el cuerpo de Cristo en la tierra, ¡la intención de Dios es que cada miembro llegue a ser una verdadera expresión de quién es Cristo!

Dios quiere que nosotros expresemos tal completa plenitud de Cristo que cualquier pecador pueda ver en nosotros al Señor Jesucristo explícitamente como si él estuviese caminando aquí en carne y hueso. Tenemos que apropiarnos tanto de su plenitud, de su gloria, de su totalidad, para que el mundo vea en nosotros la esperanza y las respuestas a sus necesidades.

No es suficiente conocer a Cristo. ¡Debemos ser una expresión completa de lo que él es! Debemos de mirar a cada cosa que decimos y hacemos, y preguntarnos: “¿Representa esto a lo que Cristo es? ¿Es esto lo que quiero que el pecador vea de Cristo a través de mí?” Cristo en su cuerpo físico, ¿entraría a un teatro de películas prohibidas para menores? ¿Se detendría a mirar en una venta de material pornográfico? ¿Abusaría Cristo su cuerpo de alguna manera? ¿Se deleitaría en adulterio, fornicación, en bebidas alcohólicas? ¿Engañaría, chismearía, contaría chistes colorados, o mentiría? ¿Viviría Cristo falsamente, y luego trataría de predicar la verdad? ¿Trataría él de ministrar luz con un puñado de tinieblas escondido en su bolsillo? ¿Le diría a otros que no deben de cometer adulterio, para luego hacerlo él en secreto?

Debemos mantener continuamente delante de nuestros ojos esta gran intención de Dios – ¡que nosotros, su cuerpo, reflejemos pura y honestamente quién es él! Proponga en su corazón ser una verdadera expresión de quién es Jesús.