ESPANTANDO A LAS AVES DE RAPIÑA

En Génesis 15, Dios hizo un acuerdo glorioso con Abraham. Él le pidió al patriarca que tomase una becerra y una cabra y las partiera por la mitad. Luego Abraham debía tomar una tórtola y un palomino y ponerlos en el suelo cabeza con cabeza. Abraham hizo lo que se le había dicho, y mientras estas criaturas yacían sangrando, las aves de rapiña descendían sobre los cuerpos muertos. De pronto, Abraham sintió una gran oscuridad rodeándolo. ¿De qué se trataba esta oscuridad? Se trataba de Satanás, en pánico.

¿Cómo cree usted que Satanás reacciona al ver que todas las promesas de Dios llegan a usted, a medida que le entrega su vida a Jesús? El diablo entra en una furia de celos. Luego, cuando le ve resuelto a caminar hasta el final con el Señor, sólo hay una forma en la que él reacciona: ¡Todo el infierno entra en pánico!

¿Qué fue lo que hizo Abraham cuando vinieron estos buitres? La Escritura nos dice que él los ahuyentaba. Así también, el Señor nos ha mostrado la forma de tratar con estas amenazantes aves de rapiña. No debemos tener miedo de los ataques del diablo, porque nos han sido dadas poderosas armas de guerra.

Cada vez que alguna voz de duda o de cuestionamiento a Dios viene a mi mente, debo confrontarla con aquello que yo conozco sobre mi Señor amoroso. No puedo aceptar ningún pensamiento como si fuera cierto, si éste está simplemente basado en lo que estoy sintiendo en ese momento. Debe ser medido al lado de las promesas de Jesús hacia mí sobre sí mismo y sobre la victoria que Él ha ganado para mí.

Dicho de una forma sencilla, si pensamientos acusadores vienen a mí, si producen duda y temor, o son de condenación, o traen un sentimiento de rechazo, yo sé que no son de Dios. Todos debemos estar preparados para que cuando vengan tales pensamientos horribles. Incluso el Señor Jesús estuvo expuesto a este tipo de pensamientos por parte del enemigo, durante la tentación en el desierto.

Cuando las aves de rapiña vengan sobre usted, trayéndole pensamientos de inseguridad y falta de dignidad, ahuyéntelos con la Palabra de Dios. El sacrificio que el Señor le ha guiado a realizar es agradable a Él, y Él honrará dicho sacrificio.